Distinto que Moises pero con la misma Bendición.

“Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.”

Josue 1: 5

Dios le prometio estar con él así como estuvo con Moises pero, Josué no vio ninguna plaga, él no le pegó a ninguna piedra para que saliera agua, él no hecho ninguna rama para que el agua dejara de ser amarga, y, cuando Moisés abrió el mar rojo el pueblo pasó en seco, cuando le tocó a Josué pasar por el río él tuvo que comenzar a caminar y estar bien mojado antes que el río comenzará abrirse

Lo que funcionó para Moisés no le funcionó a Josué.

Nosotros muchas veces pensamos en que Dios tiene que hacer las mismas cosas todo el tiempo y decimos: “como Progreso allá, así también tiene que progresar acá”.

Porque a veces nos paramos en el agua, y al ver que no se parte decimos: “no va a funcionar para mí, Dios no esta conmigo” se nos olvida que tenemos que caminar dentro del agua porque tenemos que creer en la palabra que Dios nos dio y dejar que el agua comienza a subir.

Josué en fe de la palabra que Dios le había dicho comenzó a caminar y cuando el agua ya estaba bien alta en su cuerpo hubo un temblor y comenzó el agua a partirse

Tenemos que descubrir qué somos únicos en nuestra propia forma.

Porque si Dios quisiera que fuera Moisés, Moisés nunca se hubiera muerto pero él necesitaba un Josué. Muchas veces pensamos que hay gente que Dios quiere en todos lados, si Dios quisiera así, entonces le diera vida eterna, pero el Señor nos hizo a todos para tener la bendición de servirle, por un tiempo.

Dios usa lo que nos hace Únicos bajo la cobertura de la iglesia, para poder traer la verdad con nuestra persona.

Dios no está buscando repetir todo, de hecho él dice “porque tengo cosas nuevas las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas…”

Mi siervo Moisés ha muerto las cosas que él hizo están ya pasadas.

Cuando yo llamé a Moisés, use a Moisés, le dí una misión a Moisés, para que él hiciera parte de la tarea. Pero ahora, te llamo a ti, con la misma unción, con la misma cobertura, para que continúes, pero para que hagas otra parte de la tarea.

Entonces: número 1 me quedo con la promesa y número 2 dejó ir lo que yo pensaba.

Los días de gran bendición vienen, ¿con qué me quedo y qué tengo que dejar ir?.

Padre, ayúdame a no compararme con nadie, y aprender a ser bendición tal y cómo me hiciste.

por pastor Ignacio

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