Tierra Buena

Cuando era niño, siempre me sorprendía como cualquier semilla que tirara en la tierra crecía; bananas, mangos, oregano, menta. Sin importar lo que fuera crecía sin problema, pero ahora en mi patio, nada crece, sin importar el abono, el clima o el cuido.

En Mateo 13, Nuestro señor Jesús habla de alguien que también sembraba. Después de hablarles de los lugares en que la semilla caía (ver. 1-9), él les explica cómo la dificultad no estaba en la semilla sino en la tierra (ver.18-23). Como seguidores de Jesús, debemos tener cuidado de ser “Buena Tierra”.

Así como los agricultores preparan la tierra librándola de espinos, de piedras y de animales, así también, nosotros debemos de hacer el esfuerzo de prepararnos todos los días para recibir de él su semilla. Cuando le pedimos al Señor que nos transforme, momento a momento, dejamos atrás nuestra antigua forma de ser. Con el poder de Dios comenzamos a apartarnos de las cosas que nos distraen, y no valen la pena. Las cosas del mundo quedan de lado y le prestamos atención a nuestros seres amados y a nuestro Dios. Nos convertimos en aquel que Oye Entiende y Da fruto ósea en “Buena Tierra”.

Mientras el Espíritu Santo prepara  nuestro terreno, ¿qué querrá Dios sembrar en nosotros hoy?. 

Señor no permitas que el mundo me distraiga, ni que el enemigo robe mi bendición ayúdame a ser buena tierra siempre.

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